Italia consigue combinar una de las más completas y variadas formas de cocina, basada en la dieta mediterránea, con cientos de variedades autóctonas que representan todos los matices de nuestro territorio. El Belpaese cuenta con la mayor variedad de viñedos del planeta, lo que demuestra la gran influencia del suelo y del clima sobre la agricultura en este sector específico.
Umbría no es una excepción. Su gran vocación por la cultura del vino representa, de hecho, una verdadera joya de autenticidad en el paisaje italiano. Vides autóctonas como el Grechetto di Todi y el Trebbiano Spoletino blanco y el Sagrantino di Montefalco tinto son capaces de convertirse en extraordinarias excelencias, gracias a una singularidad territorial casi única a nivel nacional. Los inviernos no particularmente fríos y los veranos calurosos y secos, junto con las considerables amplitudes térmicas y la ayuda muy importante de los suelos arcillo-calcáreos, dan a los vinos de nuestra región el cuerpo y la estructura necesarios para competir con los grandes vinos del norte y centro de Italia, especialmente en lo que se refiere a las uvas tintas.
Los primeros testimonios históricos del cultivo de la vid en Umbría pueden relacionarse con el advenimiento de la civilización etrusca que, como atestiguan diversos hallazgos arqueológicos, dedicó una atención muy particular a esta rama de la agricultura, sobre todo por el uso que hacía de ella en los rituales religiosos. El interés por este territorio continuó también con la llegada de los romanos, que, como nos recuerda el escritor y estudioso Plinio el Viejo, citando la presencia continua en Roma de la vidtudernis (de Todi), representó durante años una de las zonas más famosas para la producción de vino de la época. En la Edad Media las técnicas de cultivo y producción fueron transmitidas gracias a las actividades de los cistercienses y de los seguidores de San Benito de Norcia. Otro redescubrimiento del vino de Umbría tendrá lugar en el siglo XVI, cuando Sante Lancerio, embotellador del Papa Pablo III Farnese, se enamoró del vino sucano producido en el territorio de Orvieto, traído en grandes cantidades a la Ciudad Eterna. El territorio de Orvieto fue durante muchos años el punto de referencia de la enología de Umbría hasta la llegada de la plaga de la filoxera en el siglo XIX.
La producción actual de vino en Umbria se extiende a lo largo de 13.000 hectáreas, casi exclusivamente en terrenos de colinas, y se reparte a partes iguales entre uvas tintas y blancas, sobre todo Sangiovese y Grechetto. En los últimos años también se ha producido el redescubrimiento de una vid en desuso y considerada desde hace años como el clásico vino de mesa, Trebbiano Spoletino, que gracias al esfuerzo de algunos productores vuelve a ser apreciado dadas las excelentes ventas de los últimos períodos.
El crecimiento de las exportaciones en los últimos años, especialmente a los mercados del norte de Europa y América, atestigua la voluntad de los productores de Umbría de intentar acercarse a nuevos canales de consumo hasta ahora inexplorados dada la gran diferencia de producción con respecto a las grandes e históricas regiones vitivinícolas italianas como la Toscana, el Piamonte o el Véneto. Experimentao por el momento llevado a cabo con éxito, teniendo en cuenta los más de 34 millones de euros exportados desde nuestra región en 2018, un 0,9% más que el año anterior. Además, algunas revistas especializadas del sector, sobre todo Wine Enthusiast, no ocultan sus elogios a nuestra pequeña realidad, llegando incluso a nombrarla, entre las demás regiones italianas, como una de las Top Wine Getaways (mejores escapadas para los amantes del vino) del mundo, a la par que algunos de los grandes como el Condado de Sonoma en California o la zona de Mendoza en Argentina.
La producción de vino de Umbría se concentra principalmente en tres zonas:
- La zona de Montefalco, donde nace la máxima expresión de los taninos italianos: el Sagrantino de Montefalco que, junto con la versión Passito, recibió el reconocimiento como DOCG (Denominazione di Origine Controllata e Garantita – Denominación de Origen Controlada y Garantizada) en 1992;
- La zona de Torgiano, con sus colinas onduladas y bañada por el río Tíber, tierra de grandes blancos y la segunda DOCG reconocida en nuestra región: el Torgiano Rosso Riserva;
- La zona histórica de Orvieto, con su microclima único por influencia del lago Corbara, que producía vinos desde la época de la civilización romana, considerado un DOC muy importante.
Estas tres zonas representan más del 70 % de la producción vitivinícola de Umbría, pero existen otras zonas vitivinícolas que merecen ser exploradas y degustadas, zonas que se encuentran a la vanguardia de la calidad de los productos y que permiten al visitante un alto nivel de experiencia sensorial.