Descubre con nosotros Torgiano.
Enclavado entre ramas de vid y olivo, Torgiano siempre ha respirado el olor de los productos de su tierra: el aceite y el vino. Su historia es milenaria y, muy probablemente, se remonta al período etrusco. Algunos hallazgos en los alrededores dan testimonio de ello, así como la proximidad a Bettona, la antigua «Vettona» etrusca. Con la llegada de esta población comenzó la recuperación de los pantanos del lago Tiberino; la cuenca de San Sepolcro se extendió hasta Terni. La obra de sustracción de terreno a las aguas continuó con los romanos, que construyeron canales para drenar el agua y proteger la producción agrícola.
Torgiano se levanta en la confluencia de los ríos Chiascio y Tiber. Este último era navegable desde Città di Castello hasta Roma en tiempos etrusco-romanos. De hecho, el asentamiento romano se desarrolló como un importante puerto fluvial. Sin embargo, fue destruido por los godos de Agilulfo en el 595 d.C. y más tarde pasó a ser propiedad bizantina. Mientras, el vecino Rosciano se colocó bajo el ducado de Spoleto.
Torgiano renació en el siglo XIII con la ciudad de Perugia, que decidió la construcción del castrum Torsciani. La construyeron en el lugar donde había restos del asentamiento romano junto con algunas casas, en la zona de la actual iglesia parroquial de San Bartolomé. Fue la propia Perugia la que construyó el castrum Grifonis, actual Brufa; en los mismos años Fra Bevignate construyó un puente nuevo un poco más abajo de la confluencia de los ríos Tíber y Chiascio.
Durante siglos, la aldea fortificada seguirá el destino de la cercana ciudad de Perugia y sufrirá las consecuencias de sus luchas internas, como las de los nobles y los raspanti. Con motivo de la ocupación por parte de su milicia, Muzio Attendolo Jacopo llamado «Lo Sforza» se dirigió a Torgiano. Aquí, según algunos historiadores, conoció a la que sería la madre de su hijo Francesco, futuro Duque de Milán.
En 1426, un vicario enviado desde Perugia fue puesto en el gobierno del pueblo. En el mismo período se asentaron en Torgiano muchas familias de la aristocracia perugina, entre ellas los Ubaldi y los Baglioni: estos últimos construyeron en el siglo XVII su propio palacio, transformado en el Museo del Vino Lungarotti. Más tarde, en 1478 Torgiano fue devastado por la plaga y saqueado por los 10.000 soldados del Duque del Valentino. En esa ocasión César Borgia fue acompañado por Nicolás Maquiavelo, que escribió ahí una carta sobre la política de Umbría. En 1540 la Guerra de la Sal marcó la derrota de Perugia y el paso de Torgiano a la propiedad del Estado de la Iglesia, bajo el cual permaneció hasta la unificación de Italia, excepto en el período napoleónico, en el que se anexionó al cantón de Deruta.
Durante el siglo XIX, mientras el resto de la región fue testigo de la ruptura de las grandes haciendas, en Torgiano nacieron dos importantes y extensas haciendas. Eran propiedad de los condes Meniconi Bracceschi, y uno del futuro cardenal Pietro Ugo Spinola. Con la unificación de Italia y, más tarde, con la industrialización de los años cincuenta y sesenta, el panorama socioeconómico siguió cambiando. Se centró cada vez más en la modernización y la mejora de los alquileres. Gracias a las inversiones en el territorio, Torgiano se ha convertido en un excelente centro de producción de aceite y vino (su DOC y DOCG son reconocidos en todo el mundo). Además, se trata de un atractivo polo cultural y natural, dada la belleza de su casco antiguo y su paisaje rural casi intacto. Posee todas las características de un turismo alternativo y de calidad.
Torgiano es uno de los pueblos más bonitos de Italia, así como, por supuesto, Ciudad del Aceite y del Vino. También forma parte de la Strada dei Vini del Cantico (Ruta de los Vinos del Cantico), es una Città Slow («ciudad lenta», una denominación de pertenencia al movimiento Cittaslow) y miembro de la Comunità Montana Monti del Trasimeno. Su historia se entrelaza con la de Giorgio Lungarotti. Él es el padre de la viticultura umbra y protagonista indiscutible de la historia de Torgiano, que en 1962 abrió la bodega Lungarotti. Todavía es de visita obligada si se pasa por el pueblo, al igual que el Museo del Vino y el Museo dell’Olivo y dell’Olio (Museo del Aceite y de la Aceituna) Ambas gestionadas por la Fundación Lungarotti Onlus. Junto a sus dos productos principales, Torgiano ofrece deliciosos platos típicos a base de trigo y harina, como la torta al testo, el pastel de Pascua y la schiacciata, junto con sopas de verduras y legumbres.
Son muchos los acontecimientos que animan la vida de Torgiano durante el año; no hace falta decir que la mayoría de ellos deben su origen a las tradiciones que giran en torno a los productos de su tierra. Como los fuegos artificiales de San Jorge el 23 de abril, que son un buen augurio para la cosecha. En abril y mayo se puede explorar el campo de Torgiano a pie o en bicicleta y visitar las bodegas con ocasión de las Cantine Aperte. Mientras que en Pascua puedes probar comida y vinos DOC y DOCG en Gustando il Borgo.
Para San Lorenzo se ofrecen platos y espectáculos tradicionales, y la noche anterior Calici di Stelle (Copas de Estrellas), con música y puestecitos de comida y bebida por las calles del pueblo. El agosto torgiano termina con I Vinarelli, un evento en el que los protagonistas son artistas que crean sus obras gracias a pinturas diluidas en vino. En noviembre volverás a encontrar arte con ocasión de Vaselle d’autore per il Vino Novello, una exposición que acoge a famosos artistas que trabajan la cerámica; en el mismo mes también se celebra la Festa dell’Olio Nuovo.