Descubre el pueblo de Sellano
El pequeño pueblo de Sellano se eleva a unos 640 metros sobre el nivel del mar, enclavado en uno de los paisajes más pintorescos de los Apeninos de Umbría, bañado por las claras aguas del arroyo Vigi que desemboca en el río Negro.
El origen del nombre ha sido durante mucho tiempo objeto de hipótesis entre los estudiosos: algunos lo relacionan con el pueblo de Syllinates, mencionado por Plinio en su Naturalis Historia, quizás miembros de la gens romana «Suilla» o «Suillates«, según otros, la ciudad tomaría su nombre del líder romano que la fundó: Lucio Cornelio Silla, que en el año 89 a.C., con motivo de la primera guerra civil, se refugió en esta zona con sus compañeros, después de la batalla contra Espoleto, la tradición moderna dice en cambio que el nombre provenga de la «sella» (que debe entenderse probablemente como «paso») en la que se encuentra el Arcángel Miguel, símbolo del escudo de la ciudad.
Sea cual sea la hipótesis más factible, es cierto que la ciudad existió desde la época romana y que siguió teniendo una gran importancia a lo largo de la Edad Media, gracias a la posición estratégica que ocupó a lo largo de las calzadas que, a través del valle, llegaban hasta Foligno y Spoleto. En el siglo XIV Sellano se convirtió en un feudo de la familia Collicola, señores de Montesanto, pero se comprometió fuertemente en las luchas por la conquista de la autonomía administrativa, que terminó trágicamente en 1522 con el fracaso de una insurrección organizada contra Spoleto. Desde ese momento el centro habitado permaneció bajo la jurisdicción de Spoleto y del Estado Pontificio hasta la época moderna, cuando, en 1860, fue anexionado al naciente Estado italiano, incorporando en su propio territorio también todos los centros menores cercanos (Cammoro, Postignano, Apagni, Montesanto, Orsano).
Hoy en día Sellano sigue conservando la naturaleza pura e incontaminada del municipio de montaña, que se nutre de los alrededores: la madera, el carbón, los viñedos, los árboles frutales, la ganadería ovina y los cereales son todas las riquezas del lugar, junto con la antigua tradición de elaboración de limas y escofinas, comercializadas desde el siglo XVIII en toda la Italia central.
Una tierra fértil y genuina, no dejará de sorprenderte con las indescriptibles maravillas de su entorno natural y paisajístico, para deleitar tus papilas gustativas con el fuerte sabor de sus productos típicos y emocionarte con la profunda devoción popular a los santos patrones.
Si tienes la oportunidad de elegir, visita Sellano en junio y julio, cuando peregrinos de todo el mundo siguen los caminos místicos desde el centro de la ciudad hasta las ermitas de San Giolo y Paterniano. O vuelve en agosto, cuando el Festival della Fojada e della Attorta, llenará el aire y las callesde los olores de la cocina local.
La Fojada es una pasta salada rellena de queso y verduras, mientras que la Attorta es también una pasta, pero rellena de higos dulces, uvas y frutos secos. Será una experiencia para chuparse los dedos.