El arte de tejer, hacer encajes y bordados en Umbria es la joya de la corona de la antigua tradición artesanal local: una artesanía artística, rica, única e irrepetible por sus raíces, profundizadas en la cultura y el almade un pueblo antiguo. Estos refinados productos artesanales, que mezclan tradición e innovación, son capaces de contar la historia del territorio, así como el arte, la comida y el vino o la naturaleza.
Los orígenes de la tradición se remontan al siglo XII, cuando los famosos manteles de Perugia, el producto estrella del arte textil de Umbría en la EdadMedia, comenzaron a utilizarse como elemento decorativo para los altares de las iglesias del centro de Italia. Se trata de tejidos con fondo blanco, con ojo de perdiz o de espina de pez, con bandas de color azul o, muy raramente, de color óxido. Los ornamentos se concentrabanen bandas horizontales en los lados menores del tejido y representaban un gran repertorio de figuras: formas geométricas o arquitectónicas,representaciones de animales como ciervos, liebres, pavos reales, halcones, lobos, leonas o incluso sirenas, dragones y, por supuesto, el símbolo del Grifo de la ciudad.Las tramas de estas representaciones se entretejían con imágenes que evocaban continuamente a la Perugia de la época, como la Fontana Maggiore, de reciente construcción pero inmediatamente adoptada como símbolo de la ciudad, la Porta Sant’Angelo o el signo de la Porta Eburnea, un elefante que sostiene una torre.
El gusto y el refinamiento con que se elaboraban los tejidos de Perugia hicieron que estos productos, ya en el siglo XV, fueran muy populares entre las familias de nobles y ricos comerciantes no sólo en Umbría, Toscana y Las Marcas, sino también en Sicilia y el norte de Europa. Las telas de Umbría eran consideradas un icono del gusto, formaban parte de los trajes de las mujeres más importantes de la aristocracia europea, así que no sorprende que Catalina de Médicis tuviera en la preciosa dote que trajo a Francia, cuando se casó con el rey Enrique II, incluso «manteles y paños de Perugia».
En el siglo XVI esta floreciente actividad pasó por un período de grave crisis, los productos artesanales de tejidos de Perugia casi ya no se comercializaban. Los preciosos bordados y su elaboración continuaron existiendo, pero sólo en la esfera privada con aquellas familias que poseían pequeños telares. Sin embargo, fueron los monasterios los que hicieron pervivir la tradición: tras la clausura de los talleres artesanales, de hecho, las prendas más importantes y refinadas continuaron tejiéndose en el silencio de los conventos.
Alrededor del sigloXX, afortunadamente, el sector vio renacer por iniciativa de varios grupos de mujeres que lograron comprender y enriquecer las antiguas tradiciones. En 1895, gracias a la recuperación de un par de telares del siglo XVII a manos de algunas mujeres nobles de Perugia, se inició un taller en el que comenzaron a trabajar con sabiduría el Punto Llama, redescubriendo una antigua tradición medieval de la ciudad. En el lago Trasimeno, en Isola Maggiore, en 1904 la marquesa Elena Guglielmi inició en su escuela la elaboración del llamado «punto de Irlanda» (encaje), en Orvieto bajo la dirección del Patronato Ars Wetana, también establecido por las nobles Orvieto, se recuperó la «trina d’Irlanda», pronto renombrada encaje de Orvieto. Enla ciudad de San Francisco se redescubrió la antigua tradición del punto de Asís, muchas de las bellezas artísticas que adornaban los edificios religiosos de la ciudad fueron trasladadas a preciosos tejidos pacientemente bordados. En Spello, en 1926, se volvió a producir el tejido Hispellum, el «antiguo tejido» del lugar que debe su nombre a sus humildesorígenes del siglo XIV. Ada Bellucci Ragnotti, a finales de los años veinte, introdujo el Ars Paesana consiguiendo implicar a los presos de la cárcel de mujeres de Perugia gracias a los talleres de tejidos y crear así una colección excepcional de objetos que actualmente se encuentran en la Galería Nacional de Umbría. En Panicale, Anita Belleschi Grifoni fundó una escuela de bordado en tul, llamándola Ars Panicalensis, que fabricaba telas de gran prestigio, basta pensar que el velo de boda de Maria José de Saboya, última reina de Italia, fue encargado a Belleschi.
En el contexto del resurgimiento de l’arte de hacer encajes y bordados en Umbria, dos jóvenes estadounidenses, Romeyne Robert Ranieri di Sorbello y Alice Hallgarten, cultas y cosmopolitas, desempeñaron un papel fundamental al elegir el camino del mecenazgo enamoradas de Umbría y de sus habitantes. En 1903 Romeyne fundó la Escuela de Bordado en la villa de Pischiello, en las colinas del lago Trasimeno, en una propiedad de su marido, el Marqués Rogelio IV de Sorbello. La marquesa obtuvo la patente de Punto Umbro, una antigua puntada árabe utilizada en bordados italianos, españoles y portugueses yen poco tiempo consiguióemplear a ochenta mujeres en su escuela. Más tarde, fue una de las protagonistas del nacimiento de la cooperativa Arti Decorative Italiane.
Alice Hallgarten, esposa del barón Leopoldo Facchetti, fundó en Villa Montesca y luego en Rovigliano dos escuelas gratuitas para los hijos de los campesinos que trabajaban en sus propiedades, donde también se le enseñaba bordado. Para las madres, en cambio, Alice creó el Taller Tela Umbra: equipado con cuarenta telares para el tejido de lino y cáñamo, y una guardería para los hijos más pequeños de los trabajadores que, además de producir, participaban de los beneficios de la empresa. La baronesa murió a los 37 años, poco después de que su marido se quitara la vida y todo su legado, incluyendo el taller y la escuela, fue a favor de los campesinos que vivían y trabajaban en su tierra y a quienes su querida Alice había dedicado tanto amor.m
La operación de recuperación de antiguas tradiciones, iniciada a principios del siglo XX, ha sido todo un éxito y estos pequeños tesoros de la artesanía de Umbría son, una vez más, motivo de gran orgullo para toda la región.
Descubre el arte de hacer Encajes y Bordados en Umbria, la historia del tejido y sus antiguas tradiciones visitando algunas de las realidades artesanales más auténticas que te ofrece Exploring Umbria. Repartidos por todo el territorio, existen talleres artesanales en los que la elaboración se realiza tal y como se hacía antes gracias a la utilización de maquinaria ytécnicas antiguas: en Perugia los talleres de tejidos típicos (enriquecidos con bordados con motivos geométricos del Renacimiento o con el símbolo del grifo de la ciudad); en Panicale los de bordado sobre tul; en Asís los de tejidos bordados con el característico punto Asís (ya utilizado por las Clarisas en el siglo XIII); en Orvieto los de encaje «Ars Wetana » (fundada en 1907 y aún en funcionamiento); o en Città di Castello o Montefalco otrasque trabajan con tejidos preciosos finamente bordados a mano.