Construida sobre los restos del antiguo foro romano de Todi, Plaza del Pueblo representaba, desde el siglo I a.C., el centro político, religioso, económico y cultural de la ciudad. En un marco de fuertes pendientes, los arquitectos romanos crearon una plataforma rectangular en la cima de la colina, rodeada por los edificios civiles y religiosos más importantes. La ciudad moderna aún conserva su antiguo equilibrio. En el lado norte de la plaza el poder religioso está representado por la Catedral y el Palacio Episcopal adyacente, que contrastan, en equilibrio, los tres palacios seculares de poder municipal, construidos en diferentes épocas entre los siglos XII y XIII: Palacio del Pueblo, Palacio del Capitán, Palacio de los Priores y Palacio de los Reyes Magistrales.
Lo más probable es que, en la antigüedad, Plaza del Pueblo de Todi tuviera que ocupar más espacio, hasta el punto de abarcar la moderna Plaza Garibaldi, anexa a la primera, que conserva los restos de una antigua basílica romana (los Nichos). La complejidad arquitectónica de la zona queda demostrada también por el inmenso número de túneles subterráneos (las Galerías) que discurren por debajo del suelo de la propia plaza, mostrando una estratificación de épocas y estructuras perfectamente unidas en el tiempo.