Entre las artes más prestigiosas de Perugia, la más importante fue el arte de la mercancía, cuyos representantes se reunieron en el Noble Colegio de la Mercancía.
Su constitución se remonta a 1218, durante el período de la plena independencia municipal. El Noble Colegio de la Mercancía fue creado en respuesta a la necesidad de representar una de las profesiones más importantes de la ciudad. Poco a poco vio aumentar su importancia e influencia hasta tal punto que, en 1279, pudo designar a los dos primeros de los diez ciudadanos priores. Entre las otras funciones de control importantes que el Colegio pudo obtener se encuentran: la recaudación del juramento de los oficiales, la garantía al capitán y la moderación dela recaudación de impuestos.
Hasta la fecha se han conservado los estatutos de 1323, 1356 y 1599. Los estatutos regulaban un código que consistía en una serie de normas para regular el comercio: el ius mercatorum. Este documento servía para regular los requisitos de admisión y la conducta de los negocios, la competencia, los pesos y medidas, los métodos de venta, los modos y las consecuencias de la quiebra, la certificación, el empleo y la jurisdicción comercial. Además, también se conservan las matrículas de los mismos años, que se utilizaron para registrar los nombres de los miembros del colegio.
Más tarde, el carácter de representación del Colegio se perdió, hasta la modificación del estatuto en 1670, a causa de un cambio en la vida política de la ciudad y, sobre todo, de la victoria del partido noble apoyado por Braccio di Fortebraccio. A partir de ese momento, el proceso de burguesía del órgano se completó, perdiendo de hecho todo rasgo popular o democrático entre los artesanos, dejando la participación exclusiva a las clases nobles.
Durante el periodo napoleónico se suprimió la función de la institución, pero el Colegio permaneció vivo manteniendo rasgos aristocráticos hasta 1983.
La sala que albergaba el Colegio, también llamada Sala de las Audiencias, fue decorada en la primera mitad del siglo XV con paneles de madera, pino y nogal, probablemente tallados por maestros del norte de Europa. En la parte inferior, a lo largo de tres de los cuatro lados de la sala se encuentra un asiento de marquetería. En una parte de la pared derecha se aprecia una obra más articulada, destacando el Grifo Perusino, en un rosetón en la parte superior, y los elegantes arcos en la parte inferior que dan asiento a dos órdenes de los cónsules de la Mercancía. Justo enfrente hay un mostrador tallado por Costanzo di Mattiolo en 1462. Al final de la sala se puede ver un cofre medieval.
La entrada a las habitaciones puede ser desde la parte de Palacio de los Priores que domina la calle Corso Vannucci.