La Plaza del Ayuntamiento de Asís es una de las plazas más bellas y ricas en historia de Umbría por una razón específica: todo el patrimonio histórico, artístico y cultural que está presente en la superficie se replica en la misma medida, quizás más, en el subsuelo. El suelo de ladrillo de la plaza descansa sobre niveles superpuestos de roca y construcciones estratificadas a lo largo de los siglos, comenzando cuando la primera civilización, la de los umbros, colonizó por primera vez estas verdes colinas en el siglo VI-VII a.C. En los siglos que rodean el Año Cero, a instancias de algunos ricos mecenas, se construyó en Asís el Foro, centro neurálgico de la vida de la ciudad. Hoy, después de casi veintiún siglos, todavía podemos recorrer el Foro romano de Asís, almenos en parte.
Laentrada al reino subterráneo de la ciudad seráfica se encuentra en Via Portica, bajando unas decenas de metros. La puerta de entrada no podía dejar de ser una cripta de una iglesia, emblema de la fusión del antiguo y subterráneo, la de la Iglesia de San Nicolás. Este lugar no es sólo un lugar de acceso, sino un verdadero museo, ya que alberga desde 1934 la colección arqueológica municipal de Asís. Hay hermosos y bien conservados sarcófagos, urnas funerarias y algunas estelas, los documentos históricos más importantes y ricos en información sobre la época antigua de la ciudad que podemos encontrar.
Una pequeña abertura en la pared de la cripta conduce al Foro romano de Asís. El área de exposición fue completamente renovada en 2008. Se han revisado los planosy la tecnología de iluminación y se ha construido una larga pasarela de vidrio suspendido de más de cien metrosde longitud que atraviesa todo el espacio. Una medida conservadora necesaria, pero que quita el privilegio que tenían aquellosque, hasta hace unos años, podían poner los pies en las mismas piedras pisoteadas por nuestros antepasados. Caminamos bajo tierra, pero debemos imaginarnos un gran espacio abierto, iluminado con travertino blanco enyesado y protegido por el monumental Templo de Minerva, mucho más alto de lo que vemos hoy, ya que el suelo era al menos cinco metros más bajo que el actual. Caminando por la pasarela, a nuestra derecha y a nuestra izquierda encontramos estelas y epígrafes, recuerdos funerarios recuperados de la necrópolis de los alrededores que seguramente no hubiéramos encontrado aquí hace dos mil años, pero simbolizan una presencia. La presencia de los que poblaban el foroen aquellos días: los que venían a comerciar y vender los productos de su campaña, los que asistían o participaban en asambleas públicas, los que daban gracias a los dioses.Ante nosotros están los restos del tribunal, una estructura de piedra compuesta por sesiones en las que los magistrados de la ciudad tomaban las decisiones más importantes. Detrás del tribunal hay un muro, que debemos ver, siempre con un poco de imaginación, cubierto de yeso blanco y tachonado de adornos florales y guirnaldas de bronce. Este era el muro más allá del cual, gracias a dos aberturas, se podía acceder a la escalera del Templo, que permanecía oculta. Con un poco más de imaginación podíamos imaginarnos allí de pie enel siglo I, admirando el Templo que veríamos salir de la pared sin saber lo que hay debajo, haciéndolo parecer casi suspendido en el aire.
Dando la espalda al templo, habríamos visto otro monumento muy importante de la vida religiosa de la ciudad: el Templo de los Dioscuros Cástor y Pólux, los medio hijos de Júpiter, del que hoy sólo queda la base y una gran inscripción, perfectamenteconservada, que indica los nombres de los mecenas de la obra, bien expuestos a la vista de los transeúntes.
Continuando por el camino nos encontraremos con una de las muchas cisternas que se encontraban dispersas por la antigua ciudad. Aunque Asís era famosa en la antigüedad por sus numerosos manantiales y sus saludables aguas, el agua de lluvia seguía siendo una contribución fundamental al abastecimiento hídrico. Sólo había cuatro tanques de recolección en la plaza del foro, dos de los cuales permanecen hoy en día. Todavía podemos ver claramente el sistema de canales de drenaje que servía para llevar el agua a los tanques.
La exploración continúa y el recorrido expositivo nos lleva frente a dos espacios que actuaban como tabernae, es decir, tiendas de carácter comercial donde se vendían los productos de primera necesidad y donde los habitantes se paraban a comer durante el día. Al final de la exposición se encuentran algunas estatuas de mármol, entre las que se encuentra una de las probables Dioscuros que se alojaron en el Templo de Cástor y Pólux.
La visita al Foro romano y a la Colección Arqueológica es una parada obligatoria para quienes visitan Asís, y confirma una vez más que esta ciudad es una mina interminable de historia y cultura. Y, como en cualquier mina que se precie, cuanto más profundo vayas, más sorpresas surgirán.